Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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C. R. Galán Cueli: Una experiencia grupal: Seminarios para padres y madres sobre Adolescencia


César R. Galán Cueli

Una experiencia grupal:
Seminario para padres y madres sobre Adolescencia

 

  
Desde hace 9 años se vienen desarrollando, en un municipio de la Comunidad de Madrid que tiene una población cercana a los 100.000 habitantes (Alcobendas), experiencias grupales de carácter “formativo” dirigidas a padres y madres de adolescentes.

En la convocatoria pública, que se hace a través de los medios de comunicación y mediante díptico remitido a las familias de los alumnos de 1º a 4º de educación secundaria, se contemplan los cambios que al llegar a la adolescencia se notan en su comportamiento: “se enfrenta mucho a las opiniones de la familia, presta más atención a sus amigos que a usted, los padres le parecen viejos y anticuados, se viste de formas que a usted le parecen raras, ha cambiado sus gustos en relación a sus amistades, no es consciente de los peligros que existen fuera y, además, ya no se interesa tanto por los estudios”..., y se les ofrece un “espacio grupal de reflexión, de intercambio de experiencias y opiniones  - coordinado por un psicólogo -, donde pueden aclarar y entender el comportamiento de su hijo/a adolescente, a la vez que el suyo propio como padre y madre preocupado”.

Durante este período de tiempo se han venido realizando un promedio de 4/6 grupos por año, desarrollados por diferentes coordinadores, que trabajan durante un trimestre (13 sesiones) un día a la semana, con una duración de hora y media cada sesión.

Las razones por las que acuden los padres y madres son múltiples. Cuando se expresan por escrito (en la última sesión se entrega un modelo de evaluación individual que incluye las razones por las que acudieron) se formulan como: “comprender mejor a sus hijos”, “conocer qué les está pasando”, “nos ponen nerviosos y nos sentimos intranquilos”, “quieren entenderles”, “no saben como tratarles”... Sin embargo, detrás de esas palabras aparece la historia de una relación de cada una de las personas con sus hijos y con su propia adolescencia (tal como surge en la primera sesión de presentación y escucha de la demanda) y un intento de re-elaborarla a través de una experiencia en grupo  - algo que probablemente tiene que ver con cómo se construyeron ellos/as cuando  vivieron, también, su adolescencia / juventud -.

El modelo de trabajo que utilizamos es la técnica de grupo operativo

donde el coordinador presenta una información en cada sesión que sirve como pre-texto de trabajo para ir haciendo “tarea”, una información que provoca un debate y que es re-planteada por el grupo en función de sus experiencias anteriores y del contexto  (se parte de considerar que sólo hay aprendizaje cuando los sujetos elaboran sus relaciones interpersonales y afectos puestos en juego por la información, es decir, trabajamos con una “didáctica grupal” basada en la elaboración de los elementos afectivos que comienza a desencadenarse a partir de la circulación de las informaciones).

 
La primera sesión  -introducción- es de presentación del coordinador y de los participantes, de escucha de la demanda (quienes son, por qué vienen, qué esperan, cuales son sus temores...) y de encuadre de la tarea (recogida de sus preocupaciones, delimitación de espacios y tiempos, modo de trabajo y un esbozo de algunos de los temas/contenidos básicos a trabajar). Es decir, se definen espacio, tiempo,  roles y tarea como premisa para que puedan darse las necesarias articulaciones del pensar – emoción – acción..

A lo largo del seminario se trabaja, en diferentes sesiones:

•          la adolescencia como una crisis de crecimiento, como momento de “iniciación” a la vida y de construcción de la propia identidad. Las dificultades por las que hay que preocuparse (sufrimiento excesivo que demanda ayuda) y lo que es “normal” en este proceso.

•          la “pubertad” con un cuerpo que cambia   (el duelo por el cuerpo infantil perdido, la mirada corporal a través del espejo, la ropa.. ) y con una “poussé” hormonal que trae consigo  y aboca a la pregunta ¿qué soy?, ¿qué es ser mujer?, ¿qué es ser hombre?. El trabajo para reconocerse, aceptarse y gustarse en un nuevo cuerpo.

•          la construcción de una nueva imagen de sí mismo a través de la imagen corporal, el doble u otro que acompaña, el espejo grupal (ese “parecer” o gustarse en la mirada de los demás), los amigos. Se están haciendo la pregunta ¿quién soy?.

•          las relaciones familiares y el deseo de autonomía: la pérdida de la imagen idealizada de los padres y la necesidad de separarse emocionalmente para poder construir una identidad propia. El pulso por la libertad (la conquista de espacios propios) a través de los horarios, las normas, los gustos..

•          la sexualidad y el enamoramiento. Las dificultades para poder hablar de la sexualidad sin invadir la intimidad; la secuencia amigo/a íntimo – coquetear – primer amor – noviazgo; las vivencias / temores internos ante la sexualidad que emerge; el pasaje desde el propio cuerpo al cuerpo del otro y a una relación basada en vínculos afectivos.

•          los estudios  y las dinámicas familiares. El peso actual del rendimiento escolar, los deseos y expectativas de los padres hacia los hijos y la pregunta por el  proyecto propio. Los modos de enfrentarse al aprendizaje en estas edades y las actitudes de los padres a veces distantes y a veces sobre-implicadas.

•          el comportamiento social, la ilusión por los eventos sociales o el encuentro con “hacerse mayores”. La dificultad para adaptarse a los valores adultos y el deseo de ir más allá, el gusto por lo prohibido y la transgresión.

•          los riesgos actuales:

-          las adicciones y la lógica del vagar en la diseminación. La dependencia tóxica o la enfermedad del ideal, del no hay futuro, el quedarse apegados a una sustancia que impide crecer y paraliza la construcción del propio proyecto.

-          el alcohol, el “cuelgue” frente al vaso o la botella o la dificultad para poder expresar los sentimientos y construir la relación con el otro como ser sexuado.

-          las dificultades de aceptar las transformaciones que implica el crecer en su relación con el cuerpo (anorexias y bulimias), con el sentido de continuidad vital  (la velocidad, el ir al límite para poder sentirse vivo..) y con el tiempo  (los comportamientos violentos o las dificultades para poder elaborar el proceso adolescente, la proyección sin apenas interiorización).

La última sesión , además de la despedida, es de evaluación individual (escrita) y luego colectiva, en grupo, de lo que han vivido y sentido.

Nuestra función, junto a la información transmitida en los primeros momentos de cada sesión, es favorecer en las primeras sesiones la constitución del grupo y su vivencia como un continente / red que puede recoger y albergar temores y dificultades - estamos en los inicios ante las ansiedades más primitivas de desmembramiento, de pérdida de narcisismo..-  para, posteriormente y cuando el grupo está constituido como tal, señalar los “sin sentidos” – “lapsus” – paradojas que pudieran obstaculizar la tarea e impedir que los múltiples sentidos, que la situación grupal produce, puedan circular libremente hasta que emerjan combinaciones significativas que permitan historizar su devenir.

En el desarrollo de la función es muy importante “la pérdida de la ilusión oracular”, de la ilusión de que el coordinador  - en función de una cierta idea religiosa de lo “oculto” – “sabe lo que le pasa al grupo”. Es necesario que se produzca un “descentramiento” (el coordinador no es el líder, más allá de los problemas de poder) que permita que su función interpretante sea demarcar algunos contenidos del recorrido grupal, los atascamientos y resistencias del proceso. El desafío del coordinador, y aquí está solo, es sostener la tensión entre lo singular – colectivo en su función de intervención en la relación grupo-tarea. (Ver Armando Bauleo: “la responsabilidad, una cuestión de la implicación en el aprendizaje” –texto mecanografiado-).

Entre los emergentes emocionales, entendidos como aquellas expresiones que surgen en las personas del grupo cargadas con gran intensidad afectiva,  podrían entresacarse varias preocupaciones:

•          las dificultades en la “comunicación” y la preocupación por no perderla: “no nos cuentan nada y... qué nos podemos contar”, “es difícil hablar de ciertas cosas y saber cuando es el momento oportuno”  (los problemas de hablar con los hijos pero también de comunicarse en el grupo), “tenemos que hablar con ellos y, sin embargo, nuestros padres no lo hicieron con nosotros”, “siempre me he dirigido a él/ella, no sé qué  decir...., quizá hay que dejar que ellos se acerquen”, “parece que a veces vienen a una pensión.../ a veces me siento como una cotilla pendiente” ( en el grupo cómo romper las distancias y encontrar “el lugar” más adecuado), “había cosas escritas en mi diario que eran muy importantes para mí, mi padre las cogió, las leyó.. y se rió, desde entonces ya no escribo” (el temor a la invasión de la intimidad por el grupo y la construcción del espacio propio o individuación), “más que decir lo importante es transmitir”...

•          el paso de las “generaciones” y la dimensión afectiva del tiempo: ”pensaba que mis padres eran tontos, que no se enteraban ni preocupaban”, “no te das cuenta de lo que hacían tus padres hasta que te pasa a ti cuando tienes hijos”, “yo soy como mi madre y la historia se repite”, “antes el dolor de mi madre no me importaba, ahora como padres intentamos retener que abran sus alas”, “nuestra rebeldía en las calles no era sólo apariencia”... Nos hablan del reconocimiento de una historia pasada en lo individual y lo grupal, de las dificultades para poder abrirse a lo nuevo que viven los adolescentes y que atraviesa todo grupo, de la necesidad de buscar referencias en el pasado para afrontar la tarea.

Aparecen las diferencias generacionales “te dicen ¡yo con mi cuerpo hago lo que quiero!, “lo de los estudios es lo más duro, me siento ¡rallada!”, “quizá una cosa que te ha costado conseguirla se valora de verdad, por ello es importante transmitirles lo que cuestan las cosas, que estén pendientes de lo que valen..”, “el defecto es que les damos demasiado porque nosotros no lo hemos tenido anteriormente..”, “quizá quienes no queremos sufrir somos nosotros, se lo damos todo molido, para que no sufran, y así no sufrimos nosotros”, “nos metemos en su mundo pero ellos lo tienen que descubrir, tratamos de hacérselo todo muy fácil”..

•          las diferencias de sexo –el reconocimiento de que hay diferencias- y su relación con los roles asignados.

En las “mujeres/madres” expresado como la dificultad para soltarles y desprenderse de los hijos, para afrontar  las dificultades de dejar unas cosas y poder coger otras. Dicen:“nos sentimos más solas”, “ya no nos dan un beso y menos ante un grupo de amigos”, “el otro día les enseñamos unas fotos antiguas de cuando eran pequeños”, “lloro porque me doy cuenta de las dificultades de crecer para ellos y para nosotros”, “tenemos miedo a los institutos porque algo les va a pasar”, “el mundo que les rodea es peligroso” . Dolor y temores en relación con los procesos de separación que hablan en la dinámica grupal de la dificultad para dejar lo antiguo y el temor a lo nuevo, a la “experiencia”. Hay como una fantasía de desastre o cambio catastrófico, “flota” la sensación de no poder controlar lo nuevo que surgirá en el vínculo con los otros en relación a la tarea o  finalidad que al inicio les congregó (Ver Armando Bauleo: “el campo grupal y la grupalidad”).

En la relación “mujer / hombre“, expresada a partir de la demanda de la presencia del padre en estos momentos de separación, dicen “me veo muy sola ante estos problemas”, “yo acudí a mi marido y no estaba”, “hecho en falta que me acompañen, poder contar cosas a mi marido, que entre los dos...”, ”las chicas hoy son más lanzadas, están más avanzadas”, “las dificultades de poder expresar ciertos sentimientos por parte del padre..”, “y el padre, ¿no dice nada?. Junto a una realidad de las familias donde se necesita que el otro (la pareja) esté presente, de un otro que acompañe y ayude desde su propio lugar a poner referencias al adolescente / la adolescente, en el grupo la pregunta que late es ¿podremos abrir este proceso y no encontrarnos solos?,  ¿estará en su sitio el informador/coordinador, se asustará y huirá o le seduciremos  y se volverá confuso?. Empiezan a aparecer las dificultades de elaboración, el reconocimiento de las carencias, los “silencios”...

•          lo difícil de sentir lo nuevo o el abrirse a la “experiencia”: “todo les ha sido dado y no sienten necesidad de....”  (en el grupo la demanda de  más información / saber aunque ya no nos sirva), “lo que cuesta soportar que ellos sufran, que se separen de nosotros y puedan hacer experiencia” (en la relación con los hijos la desidentificación, el aceptar al otro que crece pero también, y en términos grupales, el dolor por lo que ya no nos sirve y lo difícil de descubrir..).

A partir de aquí surgen expresiones como “cuantas dificultades tienen ellos y nosotros para mostrar debilidad”, “qué importante es disfrutar del piam/piam de cada día”, “cuanto cuesta abrir espacios para los adultos...”.  El grupo se desenvuelve gracias a las diferencias – frente a la fantasía de igualdad o de aglutinación -, diferencias que no sólo le permiten desarrollar la tarea  sino también posibilitar la elaboración de las “partes más indiscriminadas de la personalidad” (Bleger)  

Durante el recorrido grupal ha ido apareciendo la intensidad de los cambios de la adolescencia, las transformaciones corporales (diferenciación sexual), las modificaciones de sus posibilidades intelectuales (pensamiento abstracto o pensarse a sí mismo y al entorno), de sus posibilidades afectivas (el grupo y lo colectivo frente a lo familiar), de sus deseos (hacia el otro sexo y la elaboración del proyecto personal). Es decir, una crisis de individuación que permite que se instaure la sexualidad genital, que se desarrolle un nuevo sentimiento de identidad (una realidad psíquica propia) y que implica vivir nuevas relaciones afectivas, investir energía e ilusión en nuevas actividades que sientan propias, elaborar proyectos ligados a la realidad circundante.

También han ido apareciendo cambios en la mirada de los padres que  perciben que para elaborar una consciencia propia sus hijos/as necesitan independizarse emocionalmente de ellos. Saben que en estos momentos no pueden irse ni desentenderse, que ahora han de “acompañar” y que eso implica confiar, saber esperar y no devolverles imágenes distorsionadas de sí mismos.  

Y al informador / coordinador también le surgen preguntas y conclusiones que tienen que ver con:

-           la técnica.  (1) El papel del encuadre como sostenedor del proceso: la ruptura o modificación del encuadre por parte de la coordinación (cambio coyuntural de espacio,  modificación de horarios....) sitúa al grupo sin la seguridad de un continente último que actúa como “tercero” (Winnicott). (2) La importancia del manejo / resolución de los conflictos grupales a partir del propio grupo: la sustitución de la pregunta / cuestionamiento / búsqueda de solución por parte del coordinador ralentiza el desenvolvimiento grupal . (3)  El plus de lo grupal o la dimensión de lo colectivo, la riqueza de lo posible entre varios, la posibilidad de “tejer” y “destejer” sin encontrar el vacío.

-           lo psíquico “adolescente”. (1) La elaboración del espacio psíquico mirando y mirándose en los otros (mirándose en el espejo de los amigos en función de como actúan y enfrentan situaciones, uno va construyéndose). (2) La elaboración del tiempo entre el actuar “imprevisto” (hay que hacer para poder pensar) y la espera / paso del tiempo (la importancia del silencio, del estar al lado escuchando el silencio).

-           lo social o sociológico del contexto. (1) El alargamiento de la permanencia en el hogar familiar y las dificultades para diferenciarse  (la importancia de la noche como un espacio propio que escapa al control familiar).

 

BIBLIOGRAFÍA

Jacques André: “Aux origines féminines de la sexualité”. Presses Universitaires de France (PUF), Paris, 1.995.

Armando Bauleo: “Notas de psicología y psiquiatría social”. Atuel, Buenos Aires, 1988.

Armando Bauleo: “Psicoanálisis y grupalidad. La clínica de los nuevos objetos”. Paidós. Buenos Aires, 1.997.

Dana Breen ed.:”The gender conundrum. Contemporary” psychoanalytic perspectives on feminity and masculinity”. Routledge, London, 1.997 (artículos de P Blos, M Laufer, R. Britton, Chasseguet-Smirgel, McDougall, Limentani y otros).

Jessica Benjamin: “Sujetos iguales, objetos de amo. Ensayos sobre el reconocimiento y la diferencia sexual”. Paidós, 1.997.

Franco Borgogno. “El psicoanálisis como recorrido”. Síntesis editorial, Madrid, 2.001

Julia Kristeva: “Las nuevas enfermedades del alma”. Cátedra, 1.995.

Moses Laufer: “The break down adolescent” –traducido como “el adolescente suicida” en APM/Biblioteca Nueva, Madrid, 1.999.

Claudio Neri: “Manuel de psicoanálisis de grupo”. Nueva Visión, Buenos Aires, 1.995.


César Galán es psicólogo. Centro Psicopedagógico Municipal. Patronato sociocultural de Alcobendas (Madrid)


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C. R. Galán Cueli: Una experiencia grupal

 

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