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R. Jaitin: El incesto fraternal


Rosa Jaitin

El incesto fraternal

 

Presentación
La cuestión de lo fraternal y del incesto es un tema complejo que está atravesada por los imagos y los complejos, tal como fueron estudiados por el psicoanálisis. Hasta ahora  las investigaciones se han centrado en el complejo del destete (M. Klein), en el complejo del intruso (J. Lacan, 17), el complejo de la muerte del padre que permite construir el grupo social, tal como Freud lo describe en Tótem y Tabú  (6) y Psicología de las Masas (7) y en el complejo de la pequeña diferencia descrito por Freud en Malestar en la Civilización (8).

Trabajaré alrededor de la problemática del incesto a partir del complejo fraternal,  pero dentro de la perspectiva de la «parentalidad muerta». El incesto sería una forma de expresión del vacío parental.

Retomaré las diferentes configuraciones del incesto fraternal presentes según la estructura fantasmática de la familia, en su inscripción dentro en los vínculos de filiación inter y transgeneracionales. Es decir, incesto directo, indirecto, primario y secundario.

Luego analizaré la transformación de las formas del vínculo fraternal que conducen a la diferenciación entre erotismo y sexualidad y que operan como aparato de transformación de la familia.

 

El vínculo fraternal es necesariamente incestuoso
El vínculo fraternal es necesariamente incestuoso. Por un lado, porque el cuerpo maternal es un espacio necesario de pasaje para llegar a nacer. Y por otro lado, porque el cuerpo fraternal es un objeto de seducción y de exploración. Nadie puede prescindir de la exploración del cuerpo del otro, hermano o hermana, como nadie puede prescindir de la exploración de su propio cuerpo.

Es decir que normalmente el fantasma del incesto fraternal es un motor mayor de nuestro imaginario social.

¿Cómo definir lo que es incestuoso y lo que no lo es? Hoy las investigaciones antropológicas de F. Heritier (10) nos permiten definir el problema del incesto fraternal, como un incesto que posee la doble característica de ser directo e indirecto. Se trata de relaciones sexuales directas entre seres del mismo sexo (hermano - hermano) o de sexo diferente (hermana - hermano) consanguíneos o no. Por ejemplo, en una familia recompuesta, la relación sexual entre hermanastros y hermanastras es considerada como incesto. Pero el incesto fraternal es al mismo tiempo indirecto porque existe siempre un tercero-mediador: la madre.

El incesto fraternal no está prohibido en todas las culturas. He señalado este aspecto en mi trabajo sobre los pseudo mitos:  es el caso de los Incas del  Perú, los faraones de Egipto y dentro de la mitología griega. (13)

Pero si el vínculo fraternal tiene una potencialidad incestuosa, qué provoca que ciertas hermandades atraviesan las situaciones de manera diferente?.

Estoy obligada ahora a realizar un rodeo para abordar la problemática del vínculo fraternal y analizar los diferentes caminos posibles.  

 

Las funciones del grupo interno fraternal
Yo quisiera definir precisamente cómo sitúo la cuestión de lo fraternal dentro de la teoría psicoanalítica. Es en este sentido, que hablo del sujeto del vínculo fraternal,  porque somos hermanos y hermanas, es decir, sujetos sometidos a nosotros mismos y a nuestra cadena generacional. Es decir, sujetos sujetados al inconsciente, a la familia, al grupo social de pertenencia, a la cultura y al sistema político, a la realidad histórico-social por la cual el sujeto del vínculo fraternal transita. Y, en este sentido, el vínculo fraterno es a la vez, articulador, modelo identificatorio y motor de transformación de la familia.

El vínculo fraternal corresponde a un modo de organización de la grupalidad psíquica que es edificada como la herencia y como la construcción psíquica propia a los miembros de un grupo de la misma generación, consanguínea o no. Su característica será asegurar la mediación y el cambio de la transmisión de los vínculos (intra, inter y transubjetivos) en sus aspectos sociales, culturales y políticos.

El niño no solamente se apoya sobre la madre, sino también  sobre el Yo del grupo de pares, en particular sobre el grupo fraternal, mediador entre el  Yo familiar, el Yo social, cultural y político.

La elaboración social, cultural y política de las representaciones fraternales produce modelos de grupalidad, que se inscriben dentro de la familia y la organizan.

Los organizadores políticos de la representación del grupo fraternal son también trasfondos; son modelos relativos a la organización y al ejercicio del poder en la hermandad. Ellos designan, en particular, una manera de gobernar las relaciones dentro del vínculo fraternal. Son representaciones del tipo de poder y de oposiciones que toman apoyo en la concordancia o la discordancia de la hermandad con el ejercicio de poderes dentro de la familia. Estas representaciones son modelos identificatorios que llevan a “hacer una política de fantasma” al interior del vínculo fraternal y parental. Ella será la manera por la cual la hermandad puede o no identificarse a los modelos del poder dentro de la familia inserta dentro de la sociedad.

Podemos remarcar que dentro de su función de mediadora, de transformadora, la hermandad constituye un grupo interno, porque funciona como un operador por el cual pueden ser puestas en relación recíproca las formaciones y los procesos de la realidad intrapsíquica y los del aparato psíquico del agrupamiento inter e intrageneracional. Pero la hermandad tiene igualmente una función de apropiación que permite la transmisión de la representación del grupo primario interno transgeneracional (parental y familia interna).

Pero también el Aparato Psíquico Fraternal sería un aparato de transformación que permitiría cambiar la estructura del vínculo fraternal. Los vínculos narcisistas (estructurados sea como sociabilidad sincrética sea como fantasía homo erótica) darían lugar a los vínculos objetales (estructurados sea como mutua representación sea como fantasías de bisexualidad).

Por consecuencia, el vínculo fraternal es el prototipo de matriz relacional de la transformación de los vínculos familiares.

El vínculo fraternal nos permite analizar la morfogénesis del grupo interno. Utilizo esta palabra para designar la transformación de las formas dentro de la organización del Aparato Psíquico Fraternal.

La cuestión de la morfopsicología hace aparecer unas formas psicológicas que han sido estudiadas por S. Freud en el niño definido como perverso poliforme y dentro de la “metamorfosis” de la pubertad. (5)

Y es en este sentido de “metamorfosearse” que el vínculo fraternal toma su forma y se apoya sobre el mito de Proteo, dios marino que tenía la capacidad de transformarse.

La forma del aparato psíquico fraternal parece biforme (la niña y el niño). Pero al principio de la vida del sujeto fraternal, es informe en el sentido de que es incompleto, inconcluso; y porque  es inconcluso, está obligado a metamorfosearse y a transformarse dentro de sus componentes femenino y masculino. A diferencia del caracol que parece tener  una sola forma  exterior pero que tiene dos  al interior (es hermafrodita);  el vínculo fraternal parece biforme (niño y niña) pero es informe en los comienzos de la construcción del Aparato Psíquico Fraternal.

El Aparato Psíquico Fraternal va a tomar diferentes formas para hacer su trabajo de transmisión. Por un lado las imagos, que son formas de transmisión transgeneracional, representaciones colectivas, discursos sostenidos por los ancestros, sobre el proyecto identificatorio de ser hermano y hermana dentro de la familia.

Mientras que los complejos son formas de transmisión intergeneracional. Los complejos son formas de representación inconscientes de los vínculos intersubjetivos que se manifiestan a través del lugar real o fantaseado que el sujeto ocupa en su familia.

El vínculo fraternal va a construirse a través de múltiples imagos y complejos, porque el vínculo fraternal toma su forma, se transforma más fácilmente que los otros, porque es el más maleable, el más joven de la familia. Se va a transformar toda la vida, según las diferentes vicisitudes a las que se ve confrontado. Y en este sentido es el motor transformacional de la familia como conjunto: él se transforma a sí mismo y por este hecho, transforma a la familia que ella misma lo transforma.

Vengo de terminar de presentar la cuestión central del vínculo fraternal como aparato de transformación. Ahora voy a empezar a precisar la cuestión del incesto.

 

Las configuraciones del incesto fraternal
Para atravesar su ruta vital, el sujeto del vínculo fraternal debe pasar los obstáculos para sobrepasar el incesto maternal y fraternal.

 El primer obstáculo está al interior de la propia familia: la familia tiene un primer problema que es el de diferenciar si pertenece a la categoría de viviente o no. Encontramos este problema cuando trabajamos con familias que tienen hijos con psicosis deficitarias o malformaciones psíquicas graves, que provocan en la inter-transferencia de los equipos el sentimiento de ser deshumanizado. El incesto fraternal podría ser ahí un modo de protegerse de la depresión.

El segundo problema de la familia, es el de diferenciar si  vive en la naturaleza, a la intemperie o al interior de la vivienda. Es un modo de representación espacial dentro de los grupos familiares que sufren de un miembro psicótico.

He introducido esta problemática de la indiferenciación dentro-fuera del cuerpo familiar, a través de un caso clínico, la familia Simonet, en donde los abuelos eran a la vez marido-mujer y hermano-hermana. En esta familia puse de relieve el aspecto transgeneracional. En mi clínica encontré seguido incestos fraternales de ancestros (13).

El tercer problema que encuentra la familia está al interior de ella. Se trata para todos de reparar quiénes son los adultos y quiénes son los niños. En nuestra clínica sobre lo fraternal, lo hemos observado a través de incestos fraternales primarios o secundarios. El incesto secundario sería un incesto perpetuado por un grupo de pares que toman simbólicamente el lugar de hermanos y hermanas, como es el caso de las familias recompuestas o de los niños plazados en instituciones. Es diferente del incesto primario, que es la unión sexual entre consanguíneos de la misma generación, a saber hermanos y hermanas que pueden tener la misma madre y el mismo padre o bien uno de los padres comunes. En ese momento el problema es que la familia y la hermandad dentro de la familia no llegan a construir la categoría grande pequeño, que va a permitirles acceder a la diferencia generacional.

He estudiado anteriormente esta cuestión sobre la grupalidad fraternal, en el niños y adolescentes, separados de sus familias por orden judicial, viviendo en «hogares» y  en la que éstos transgreden lo prohibición del incesto (11).

 

Erotismo y sexualidad
El cuarto problema de la familia se presenta el día donde al primerizo va a agregarse un segundo hijo. La madre se ve entre ellos dos, el primero (muy especial para la mamá) y el segundo que debe hacerse un lugar y la familia que debe dejarle un espacio.

Y viene la escena donde la madre está dando de mamar al pequeño. Y aquí un sentimiento de envidia (en el sentido kleiniano de la palabra) invade al sujeto fraternal. El primogénito mira la escena de su mamá con su hermanito y siente el deseo de matarlo. Pero la prohibición de muerte lo conduce a la identificación con el hermano y estamos en presencia de la metáfora de J. Lacan sobre el estado del espejo (16). Y en esta escena el sujeto del vínculo fraternal descubre que tiene una mamá, y que el otro, hermano o hermana, viene a robársela. La mamá es representada, frecuentemente, por los juguetes: los niños quieren siempre el mismo juguete en el mismo momento.(14)

El drama de los celos ayuda al descubrimiento del tercero. La noción del tercero permite construir otra categoría: los padres son diferentes de los niños porque son grandes y ser grande equivale dentro de la mente infantil, a ser fuerte.

La historia continúa, porque una vez que el vínculo de hermandad se reconoce como diferente del vínculo con los padres, los niños se miran mutuamente el cuerpo y se tocan, para comenzar a interrogarse sobre una cuestión que dura toda la vida hasta la muerte (enigma difícil de resolver) que es el problema de ser hombre o mujer y que los niños no se plantean cómo ser, sino cómo tener. El problema es de tener una forma al exterior y una al interior.

Estas diferentes formas en las niñas y en los niños nos conforman como sujetos.

La cuestión es que en la historia del psicoanálisis, Freud ha tenido la obsesión de ver en la mujer un hombre castrado. Es verdad que tenemos, hombres y mujeres, formas exteriores diferentes. Sin embargo una forma física no es una forma psíquica. Si bien el cuerpo es el apoyo representacional, el cuerpo material no es el cuerpo psíquico.

El falo es una representación psíquica del descubrimiento de la sexualidad. El falo puede representarse por el hombre como pene y por la mujer como vagina. pero si los soportes representacionales son diferentes, la cuestión del falo plantea el mismo problema para el hombre y para la mujer. Hay mujeres y hombres fálicos. Pero Freud como hombre sólo ha visto a las mujeres fálicas.

El problema que tenemos en nuestra construcción psíquica es el de diferenciar entre el tener (un pene, un niño, una mujer, un hombre, un coche, prestigio) y el ser; ser hombre o mujer. El ser es del orden de la negatividad radical, mientras que el tener es del orden de la negatividad relativa. Aquí está la problemática del transexualismo, de los hombres que van a hacerse cambiar sus cuerpos para tener formas de mujer pero que no llegan a erotizar sus cuerpos de mujeres porque el cambio exterior no es suficiente.

Ferenczi trabaja la etapa intermedia homo erótica, mediatriz entre el autoerotismo y el hetero erotismo, a partir de sus pacientes homosexuales. No utiliza la palabra homosexual porque él ha sido de los primeros a señalar que las cuestiones que se plantean no son todavía de orden sexual, pues se trata de un problema de hermafrodismo psíquico (4).

Un primer ejemplo nos permitirá comprender cómo se hace el pasaje del homo-erotismo a la bisexualidad adélfica (fraternal), lo que puede o no conducir a un problema secundario de identificación con su propio sexo o con el sexo contrario, para resolver el problema del reconocimiento de tener o de ser hombre o mujer.

Retomo una escena de la película de Almodóvar “Hable con ella”: en el cuarto del hospital hay una mujer en coma. Ella está acompañada por un enfermero hombre, Benito. Para cuidarla, la masajea, la lava, la viste. En otra escena, los dos están sentados al exterior, en un balcón; ella vestida eróticamente, y con gafas de sol. Y como parte de su curación, él le habla, le comenta los acontecimientos cotidianos e imagina proyectos para estar bien juntos. Benito había conocido a esta joven desde su ventana, situada justo enfrente del curso de danza al que ella asistía. Para encontrarla, decide consultar a su padre, médico psiquiatra. Rápidamente el colega establece el diagnóstico:  se trata de un sujeto homosexual. Sobre esta base, en un segundo tiempo, después del accidente que lleva a su hija a un estado de coma prolongado,  va a confiarla a Benito para que la cuide.

Y vuelvo a la cuestión del erotismo. El final de la película muestra que no se trata para nada de un problema homosexual, sino homo -erótico. Cada persona tiene su propio ritmo de desarrollo erótico sexual. Pero, al mismo tiempo, la sexualidad puede despertar al erotismo vital.

En este sentido, René Kaes, junto con otros investigadores, plantea la cuestión de la bisexualidad adélfica. La bisexualidad adélfica u homo erotismo narcisista sería la piedra angular del complejo fraternal. Piedra basal, espina dorsal de la construcción de la diferenciación de sexos.

Pero querría hacer avanzar la cuestión, trabajando el modo del pasaje  del erotismo a la sexualidad. Este pasaje moviliza otras manifestaciones, que pertenecen a lo que A. Green describió como la serie blanca, relativa a lo que se llama la clínica del vacío o la clínica del negativo (9).

Presentaré una pequeña secuencia clínica para comprender esta cuestión. Se trata de un hombre, homosexual. El seguimiento de este paciente homosexual en análisis me permitió descubrir que la homosexualidad, en ciertas condiciones, puede ser una manera de resolver el deseo incestuoso entre los hermanos, como una solución posible de economía vincular.

Joaquín tiene treinta y cinco años. Se sitúa en la fratría entre dos hermanas. La menor sufre hospitalizaciones psiquiátricas recurrentes. Durante una de sus hospitalizaciones, confía a su hermano que está enamorada de él. Esta revelación va a generar, en el espacio del análisis, una serie de cadenas asociativas donde su deseo por su hermana va a salir a la luz. Su dificultad de renunciar al doble lugar, de sus deseos homo-eróticos y hetero-eróticos, se significan frente a su hermana fuente de excitación. Ella es su doble como sujeto desbordado pulsionalmente por la locura. Locura y homosexualidad constituyen la manera de quedar juntos frente a los padres. Frente a una madre desfalleciente, deprimida, una madre muerta-viva;  frente a la ausencia de un padre muerto muy joven, cuando Joaquín tenia 14 años y también frente a un tío maternal muerto. Él evoca el casamiento de sus padres: ese mismo día el único hermano de su madre se suicida.

Hacer una elección homosexual le permite alejar a su hermana de un peligro mortal.

El fantasma del incesto fraternal en este caso puede leerse como un incesto homo-erótico, sin diferenciación de sexos, como sobrecarga psíquica del complemento sexual fálico: la hermana para el hermano, el hermano para la hermana. Permite a la fratría despertar a la madre muerta y al mismo tiempo hacer un pasaje del homoerotismo a la bisexualidad. La fantasía del incesto fraternal en Joaquín y su hermana  levantaba un acta de la ausencia de la madre, del padre y del tío maternal.

El fantasma de incesto es una manera de despertar los padres muertos. En el caso de mi paciente, matar los padres era un pasaje necesario a la diferenciación entre mamá y papá, lo que le permitió elaborar el problema de la bisexualidad adélfica,  del tener o no tener, para asumir la problemática del ser un sujeto que se identifica como tal, un sujeto homosexual activo, por retomar las palabras de Ferenzi.

Para terminar, el incesto fraternal es una manera de despertar la parentalidad muerta, pero nosotros sabemos, que hay diferentes maneras, de despertarla o de terminar de matarla. Retomare una metáfora geológica. El Mar Muerto, como el Mar de Aral y el Mar Caspio, son un residuo de la proto-tetis, forma arcaica del mar original. Como el Mar de Aral está en un proceso de desaparición. Su supervivencia depende del aporte de agua de los afluentes que son actualmente desviados por la industria y la guerra. Podríamos interrogarnos si la guerra fratricida entre israelíes y palestinos no sería una manera de despertar los padres muertos.

Vemos que el incesto fraternal no es la única forma de terminar de destruir o de ayudar a vivir a una madre o a un padre muertos. Ellos terminarán de desaparecer cuando dentro de la filiación no existan hombres y mujeres, responsables de hacer aplicar la ley de la prohibición mayor de homicidio fraternal.

 

Conclusión
La fantasía del incesto fraternal es un universal que llevamos y que permite elaborar la parentalidad muerta-viviente. Es un trabajo psíquico de diferenciación entre la muerte real y la muerte imaginaria. Si el sujeto fraternal no hace este trabajo psíquico de matar a la madre (madre que representa también el padre presente por la forma del cuerpo maternal) no puede superar la representación de padres fálicos.

Es en este sentido que en nuestra clínica encontramos incestos directos, indirectos, primarios o secundarios, inscriptos en niveles intero transgeneracionales.

Matar a la madre sería la única manera de construir la categoría no madre y es la ausencia psíquica, el vacío de la madre, lo que permite acceder a la representación del hermano como tercero. Este paso facilita la diferenciación entre el erotismo fraternal que es una constante del vínculo y la diferencia del hermafrodismo psíquico presente dentro del incesto fraternal.

 

Resumen
La autora sitúa la problemática del incesto fraternal como una fantasma universal. El incesto fraternal es un vinculo homoerótico, que resulta de la dificultad del paso del hemafrodismo psíquico a la bisexualidad y testimonio de la deficiencia parental y filial.

 

Bibliografia

1. Berenstein I. , (1991), Familia y enfermedad mental, Buenos Aires, Paidós, 1995.

2. Bergeret J. et coll (1999), L’érotisme narcissique, Homosexualité et homoérotisme, Paris, Dunod.

3. Eiguer E. (1986), Un divan pour la famille (Du modèle groupal à la thérapie familiale psychanalytique,) Paris, Le Centurion.

4. Ferenczi S.(1914), “L’homoérotisme : nosologie de l’homosexualité masculine”, in Psychanalyse 2, Paris, Payot, 1970.

5. Freud S. (1905), Trois essais sur la théorie sexuelle, Parties II et III, Foli, Paris, Gallimard,1987

6.  Freud S. (1913), Totem et Tabou, Paris, Payot, 1965.

7. Freud S. (1921), Psychologie des Foules et Analyse du Moi, Paris, Payot,1991.

8. Freud S. (1929), Malaise dans la Civilisation, Paris, P.U F. 1971.

9.  Green A (1983), Narcissisme de vie, narcissisme de mort., Paris, Les éditions de Minuit, 1999.

10. Héritier F. (1994), Les deux soeurs  et leur mère, (Antropologie de l’inceste), Paris, Eiditions Odile Jacob

11. Jaitin R. (1998), "La groupalité fraternelle mise à l'épreuve par l'inceste et  la rupture familiale", in  Le  divan familial, Paris; Press Éditions ; 1- 120-136.

12. (1999), "Parentalité morte et lien fraternel" Le déracinement, in  Le  divan familial, Paris, Press Éditions, 2,123-132.

13. (2000), “L’inceste fraternel : mythes et pseudo-mythes”. Destins des mythes   familiaux, in Le  divan familial, Paris,  Press Éditions, 4, 143-155.

14. (2000), “Mon frère et ma soeur : mes premiers jouets”- Le fraternel, in  Journal de la psychanalyse de l'enfant, Paris, Bayard Éditions, 27,279-296.

15. Jaitin, R. (2000),  “Le lien fraternel : transmission et créativité : les frères Lumière”, in Journal des Psychologues,183,44-49

16. Kaës R.(1978) “Le complexe fraternel.  Aspects de sa spécificité”, in Topique, 51, 7-4

17. Kaes R.(1993)  Le groupe et le sujet du groupe,  Paris, Dunod.

18. Lacan J. (1938), Les complexes familiaux, in Bibliothèque des Analytica, Paris, Navarin Editeur.

 


Résumé

L’auteur situe la problématique de l’inceste fraternel comme un fantasme universel. L’inceste fraternel est un lien homo érotique, qui résulte de la difficulté de passage de l’hermaphrodisme psychique à la bisexualité et il rend compte de la déficience parentale et filiale.

 

Summary

The author cites the problem of fraternal incest as being a universal fantasy. Fraternal incest is a homo erotic bond, which results from the difficulty of the passage from psychic hermaphrodism to biseuality, and it demonstrates a bonding deficiency between parents and their sons and daugthers.


Rosa Jaitin es Dra. en Psicología clínica. Psicóloga Social. Profesora asociada a la universidad Paris V. Directora científica de APSYLIEN. Secretaria de relaciones internacionales de la Sociedad francesa de terapia familiar psicoanalítica.


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R. Jaitin: El incesto fraternal

 

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