Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

Novedades

Fecha de Publicación

04/10/2021

Noticias: Hoy ha fallecido Gregorio Baremblitt

ha fallecido Gregorio Baremblitt

ha fallecido Gregorio Baremblitt


 

 

Queria registrar aqui, no PUD, algumas linhas em relação com a morte de Gregório Baremblitt, acontecida nesta última segunda feira.

Ele foi um pensador, meu mestre, mestre amigo durante décadas, desde os longos anos de exílio. O exílio não é um desejo (ninguém sonha com o exílio), mas uma forma de não morrer. Porém, com Gregório foi possível não se adaptar à sobrevivência diante da tragedia, e sim afirmar a pulsão da vida e da luta.

Não era um mestre acadêmico; pelo contrário, com ele era possível potenciar o eterno aprendizado de pensar com a própria cabeca. É possível, sim, e aqui está a essência do testemunho que quero dar para vocês, o testemunho do eterno aprendiz.

Cumpre aqui, entre psicanalistas, destacar que Gregório sempre sustentou um ponto de vista crítico dirigido à psicanálise institucionalizada em torno das elites negadoras da realidade social e política das pessoas. Ainda na Argentina, na década de ‘70 encabeçou um grupo de psicanalistas que decide sair da associação psicanalítica oficial, denunciando seus interesses de classe e até seu conluio com a ditadura no poder. Coerente com esta ruptura fundante - talvez seja esta férrea coerência que irritou a muitos -, Gregório constrói a mais seria crítica dirigida à psicanálise. Com ele pertencemos à geração que propiciou a primeira saída dos psicanalistas dos seus consultórios particulares, apontando para a ação em territórios coletivos e públicos antes impensaveis.

Ele preferia a ação na árdua luta própria das fronteiras e não a trocava pela tranquilidade dos institutos de formação oficial. Transmitia seu conhecimento e suas invenções no calor desta política prática, sempre a contrapelo do estabelecido, provocando sempre verdadeiras controvérsias. Sua personalidade estava talhada na contradicao, inclusive entre os amigos, e colocava tudo em jogo quando se tratava de sustentar sua autonomia fronteiriça e seu insaciável espírito libertário.

Até sua loucura pessoal ele colocava em jogo nas batalhas do contraditório.

Falando sobre a amizade, ele dizia que “é o maior valor que temos para salvar no Ocidente”. Para mim, seu maior legado.

Obrigado, Gregório. Obrigado pelas palavras. Obrigado pelas risadas.

Eduardo Losicer

 

Me gustaría registrar aquí, en el PUD, unas líneas en relación con la muerte de Gregorio Baremblitt, ocurrida este pasado lunes.

Fue un pensador, mi maestro, un maestro amigo durante décadas, desde los largos años de exilio. El exilio no es un deseo (nadie sueña con el exilio), sino una forma de no morir. Sin embargo, con Gregorio fue posible no adaptarse a la supervivencia frente a la tragedia, sino afirmar el impulso de la vida y la lucha.

No era un maestro académico; por el contrario, con él era posible fortalecer el eterno aprendizaje de pensar con la cabeza. Sí, es posible, y aquí está la esencia del testimonio que quiero darte, el testimonio del eterno aprendiz.

Hay que señalar aquí, entre los psicoanalistas, que Gregorio siempre ha sostenido un punto de vista crítico dirigido al psicoanálisis institucionalizado en torno a las élites que niegan la realidad social y política del pueblo. Todavía en Argentina, en los años 70, encabezó un grupo de psicoanalistas que decidió abandonar la asociación psicoanalítica oficial, denunciando sus intereses de clase e incluso su connivencia con la dictadura en el poder. Coherente con esta ruptura fundacional -quizás sea esta férrea coherencia la que ha irritado a muchos-, Gregorio construye la más seria crítica del psicoanálisis. Con él, pertenecemos a la generación que propició la primera salida de los psicoanalistas de sus prácticas privadas, apuntando hacia la acción en territorios colectivos y públicos antes impensables.

Prefería la acción en la ardua lucha propia de las fronteras y no la cambiaría por la tranquilidad de los institutos oficiales de formación. Transmitió sus conocimientos y sus inventos al calor de esta política práctica, siempre a contracorriente de lo establecido, siempre provocando verdaderas controversias. Su personalidad estaba marcada por las contradicciones, incluso entre sus amigos, y se lo jugaba todo a la hora de mantener su autonomía fronteriza y su insaciable espíritu libertario.

Incluso su locura personal estaba en juego en las batallas de la contradicción.

Hablando de la amistad, dijo que "es el mayor valor que tenemos que salvar en Occidente". Para mí, su mayor legado.

Gracias, Gregorio. Gracias por las palabras. Gracias por las risas.

 Eduardo Losicer

(Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator)

 

https://m.youtube.com/watch?v=gEBuFx1t-KQ

(35 Anos de Basaglia no Brasil: Mesa de Depoimentos: Gregorio Baremblitt)

 

-publicado en el boletín semanal del gremio de Psicólogos del Uruguay-

(Pensando en la riqueza del legado de Gregorio Baremblitt para la psicología social y el análisis institucional, solicitamos a uno de nuestros maestros, Alejandro Scherzer, que nos confiara una semblanza de quien fue su referente en la riquísima comunidad de ideas que surgió en nuestra región en los ’70 y que aún dispersa sus resonancias aquí o allá. Gracias Alex por tu aporte para compartir con el colectivo de CPU. ¡Salud Gregorio!)

Gregorio Baremblitt, trashumante.
Por Alejandro Scherzer
 
Gregorio Baremblitt, un trashumante, partió de gira, otra emigración más, su pensamiento y praxis darán vueltas por el mundo y al mundo.
Nos conocimos en la década de 1970, cuando Armando Bauleo le pidió que lo acompañara a Montevideo a impartir docencia a un grupo de uruguayos, trabajadores sociales y de la salud mental.
En Uruguay, fue el primer docente de teoría y práctica psicoanalítica que ya no transitaba por instituciones psicoanalíticas oficiales. No existían aún ni AUDEPP (Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica) ni la Escuela Freudiana, sino solo APU (Asociación Psicoanalítica del Uruguay). Su rigor académico, su generosidad, su contacto directo, nos sorprendió a todos nosotros. Nada de alturas arrogantes. Pura generosidad y entrega. Fue un ejemplo de humildad atenta.
Agradezco al colega y amigo Luis Carrizo por su referencia de maestro hacia mi persona. Pero, si de eso se trata, Gregorio fue, para mí, un Gran Maestro.
Tuve varios maestros, entre otros: Mauricio Fernández, Hernán Kesselman, Eduardo Pavlovski, Juan Carlos De Brasi. Y tuve tres Grandes Maestros: Juan Carlos Carrasco, quien me enseñó a caminar por la Psicología y por la Universidad; Armando Bauleo, quien me enseñó a correr y saltar por la Psicología Social; y Gregorio Baremblitt, que me enseñó a volar… en la ciencia y en la vida.
Implacable cuestionador de posturas y enunciados “clichés” de cualquier autor o estudiante que repitiera acríticamente temáticas de nuestra especificidad, Gregorio siempre se mostró respetuoso de cualquier otro interlocutor.
Lo conocí psicoanalista ortodoxo y estructuralista, y con el correr del tiempo se tornó esquizoanalista y deleuziano.
Enseñó que se puede migrar de un lugar en la vida, en las instituciones, en el pensamiento, hacia otros modos de estar en el mundo y hacia otras tiendas.
Fue lector, escritor, escultor, luchador por causas que entendiera justas y pertinentes (en su juventud, había sido campeón de lucha, compitiendo por su Argentina), redactor de cuentos, contador de chistes (era excepcional tanto su repertorio como su estilo desopilante), organizador nato, entre tantos otros talentos.
Me habilitó a actividades que pensaba que podían hacerme bien o amplificar un pensamiento alternativo, como la de coordinar juntos una sesión intensiva de grupo terapéutico, en Buenos Aires, con pacientes bajo ingesta de LSD -abordaje alternativo introducido en el Río de la Plata por Luisa Álvarez de Toledo en la década del ’50.
Atendiendo a su invitación, concurrí al máximo evento al que asistí en mi vida profesional, en 1978, en Río de Janeiro, cuando Gregorio convocara a Felix Guatttari, Franco Bassaglia, Erving Goffman, Robert Castel, Armando Bauleo, Thomas Sazs, Oswaldo Saidón y Emilio Rodrigué, entre otros. Inauguraba así el IBRAPSI (Instituto Brasilero de Grupos e Instituciones).
También lo hice, en 1982, con el fin de redactar -después de cuatros días de Mesas Redondas- el libro: “El inconsciente institucional”, donde nos reunimos con Gregorio y personalidades de la talla de René Lourau y Gérard Mendel, junto con Armando Bauleo, Eduardo Pavlovski, Oswaldo Saidón y Eliana Conde.
En 2011, Gregorio estuvo en nuestra Facultad de Psicología de la UDELAR, con intervenciones e intercambios de alta calidad.
Te mando un gran abrazo, Gran Maestro y amigo del alma.
Se nos fue el último sabio de esta región.

 
Volver a novedades