Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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Fecha de Publicación

22/03/2021

Noticias: Ha fallecido Nicolás Caparrós

Ha fallecido Nicolás Caparrós


NICOLÁS CAPARROS. PARA ÉL O SOBRE ÉL

Hace unas horas recibo un wasap de Antonio Tarí diciendo que ha fallecido. Reacciono y escribo a Federico Suárez diciendo que algo voy a escribir para la web.

El momento en que recibo el mensaje era bastante inadecuado para encajar la noticia. Pero imposible quitarlo de la cabeza. Y así llevo horas. Deseando llegar a casa para sentarme a escribir sobre él.

Agradecimiento para empezar. Agradecimiento para finalizar. Ese es el titular. Pero voy a explicar algo de ese agradecimiento.

Creo que el agradecimiento no es sólo mío. Pienso que varias generaciones de trabajadores de la salud mental estamos agradecidos hacia él por habernos puesto en el camino de entender nuestro oficio.

Hace muchos años que no he coincidido con él. La última vez fue una casualidad, aunque a juzgar por el sitio no era tan casual. Le encontré, hará unos diez o doce años, en el restaurante La Ancha, una de sus ‘casas’. Estaba él cenando con Antonio García de la Hoz. Encuentro breve pero nos dio tiempo para recordar momentos especiales.

A Nicolás le conocí en 1973. Un grupo de estudiantes izquierdistas de Filosofía y Letras (sección de psicología) de la Complutense, decidimos ‘tomar’ la Asociación Cultural de esa Facultad (edificios recién estrenados en Somosaguas, donde continua la actual Facultad de Psicología) y una de nuestras primeras acciones fue la realización de un Simposium sobre la Psicología en España. Invitamos a Nicolás a dar la conferencia inaugural. Versó sobre La Antipsiquiatría. Era uno de sus temas, aparte de ser uno de sus principales portavoces en nuestro país.

Un año después, en otoño de 1974, creo que empecé a formarme con él. Con él y con su equipo que al año siguiente pasaron a constituirse como Grupo Quipú de Psicoterapia. Grupo vanguardia para la psicología de esa época. Sin paliativos.

Nicolás era una persona ‘sesuda’, su capacidad intelectual y cultural era significativa, le encantaba pensar, asociar libremente, pensar en voz alta, conversar, escuchar,… Muy socrático. Me abrió al mundo de la psicología (a pesar de estar en cuarto de carrera, no sabía lo que era la psicología). Gracias a él (y a su equipo) conocí el psicodrama, el psicoanálisis, los cimientos de la psicoterapia, la psicología grupal,… Paradojas de la vida, este viaje iniciático a la psicología lo realizamos en una escuela infantil de la calle Alfonso XIII de Madrid. Huemul era su nombre.

Y por si no fuera bastante lo que me enseñaba, asistía alguna vez como observador a un grupo de psicoterapia que él coordinaba. Agradecimiento. Mucho.

Nicolás era, además, una persona hospitalaria y generosa. Gracias a él pudimos conocer a profesionales de alta talla internacional como Antonio Caparrós, Georges Lapassade, Eduardo Paulovsky, Hernán Kesselman, Armando Bauleo, y muchos otros.

Después de los dos años de aquel famoso curso que se llamaba “Seminario Crítico de Psicoterapia” (1974-1976), continué mi formación con Armando Bauleo,… hasta el final.

Dos años iniciáticos fantásticos. Y, además, como telón de fondo, las movilizaciones sociales y la euforia por la muerte de Franco.

Ya he dicho que Nicolás era persona sesuda, hospitalaria y generosa. Pues además de todo eso, le gustaba divertirse. Y que te divirtieras con él.

Después de una de esas sesiones maratonianas de fin de semana que se llamaban “Laboratorios Sociales”, organizó una fiesta en su casa. Algunos queríamos seguir más de fiesta y ya era tarde para el transporte a algún otro sitio. Me ofreció su coche recién comprado, un flamante Simca 1200 de color verde, que nos permitió a algunos seguir la fiesta en otro lugar. Estupefacto y derretido me dejó ese gesto tan afectuoso. Pero es que creo que era muy generoso.

Por esa época, Nicolás viajaba a formar a profesionales a Sevilla. Y no se le ocurrió mejor idea que organizar un ‘Encuentro’ entre sus alumnos madrileños y sus alumnos sevillanos. No recuerdo la parte intelectual de ese encuentro (incluso dudo de que la hubiera), pero lo que si recuerdo es el partido de fútbol entre sevillanos y madrileños (a Nicolás también le gustaba el fútbol). Todavía hoy, cuando me encuentro con Felipe Vallejo (psicólogo sevillano y miembro de APOP), discrepamos sobre el resultado de ese partido. Felipe no lo sabe pero en el fondo me da igual quien ganara. Para mí, ese viaje fue una victoria.

Bueno, en realidad, fueron una victoria esos dos años con Nicolás. Una victoria sobre mi analfabetismo psicológico. Agradecimiento.

Hace mucho de esto que cuento pero fue tan importante…

Muchos recuerdos y muy bien instalados en mi interior.

Gracias Nicolás

Anochecer del 22 de marzo de 2021

Emilio Irazábal

Pd.: hace unos años, la revista Antropos dedicó uno de sus números especiales a Nicolás (para los que no tuvieron la suerte de conocerle)


 

RECORDANDO A NICOLÁS CAPARROS

Un buen amigo, Emilio Irazábal, nos escribió para decirnos que había fallecido Nicolás Caparrós. Compartió con nosotros su escrito para o sobre Nicolás, que publicaría en Área 3. Fue al día siguiente de su muerte, el 22 de marzo.

Esta noticia nos conmovió, más de lo que podíamos imaginar. Creo que nos convocó muchos recuerdos, añoranzas, pérdidas e ilusiones.

¡Fue importante conocerle, en una época muy especial, donde comenzábamos tantas cosas!

Con él empezamos un momento muy significativo de nuestras vidas, tanto profesional como personal.

Los orígenes, dicen que casi siempre son míticos, y que los recuerdos quedan construidos por múltiples vivencias y vínculos que se entrecruzan, será eso el responsable de la inquietud, nostalgia y tristeza que nos ha acompañado durante unos días.

Conocimos a Nicolás, allá por el año 74 o 75, meses antes de la muerte del dictador. Hechos coincidentes con nuestros primeros pasos en el campo de la psicoterapia grupal, el psicoanálisis, y la militancia política y social. Estar contra la dictadura era entrar en campos de conocimientos prohibidos, invisibilizados. Hoy, más que nunca, no podemos olvidar ese momento.

En la Facultad de Psicología de Somosaguas, Lola conoció a Alejandro Ávila, Antonio García de la Hoz y a otros compañeros. Fueron nuestros hermanos mayores, ellos nos presentaron a Nicolás Caparros. Estaban estudiando con él, y nos invitaron a unirnos a los cursos que hacía Nicolás. El lugar donde se impartía el curso era muy simpático; lo llamábamos “la guardería” (era un jardín de infancia).

En una sala de esta guardería, quienes acudimos al curso, conocimos a Armando Bauleo que, junto con Nicolás, nos dieron un seminario, (Bauleo todavía no se había exiliado).

Estábamos un grupo de compañeros de la facultad, expectantes. Tenemos vagos recuerdos de ese momento, pero lo que nunca olvidamos fueron las preguntas que Bauleo nos hizo, a unos psicólogos que todavía no habían terminado la Facultad. Empezó a enumerar una serie de autores, preguntándonos si los habíamos leído. Miradas, desconcierto, mala conciencia por ignorantes. Estuvo provocador, muy propio de él. Cuando salimos de la clase más de uno nos fuimos a comprar la Ideología Alemana de Marx, y La familia de Engels; curioso resultado para un seminario de psicoterapia. Y más todavía en una época en que comprar esos libros era toda una hazaña; (menos mal que estaba Fuentetaja).

Y así empezamos a estudiar y a tratar de entender una concepción psicosocial del sujeto, una visión de lo colectivo, de la producción social de la subjetividad. Palabras, conceptos que hoy podemos nombrar de esta manera, pero que en aquel momento eran estímulos, sugerencias, apoyaturas para el trabajo de psicólogo, y para el aprendizaje.

Habíamos encontrado poder unir la militancia política con el saber de un campo novedoso, entre ellos los grupos y el grupo operativo. Nicolas nos presentó a Pichon-Rivière, a Bauleo, a Bleger, Lapassade, Lourau, Freud, etc. Y con ellos seguimos.

Nicolás fascinaba, como no podía ser de otra manera, por su saber, por la generosidad en compartir sus conocimientos, por intentar entender y empatizar con un grupo de psicólogos que apenas sabíamos qué significaba este mundo profesional y por darnos la oportunidad de conocer, de “abrirnos la cabeza”, cuestionarnos.

No recordamos sentirnos criticados, censurados, tenemos, eso sí, un cierto recuerdo de libertad para poder pensar, a pesar claro está, de las exigencias, valoraciones, de ese superyó maldito. Lo pasábamos bien, detrás de muchos encuentros había una fiesta…

Nos dio a conocer los movimientos de la antipsiquiatría a Basaglia, a Laing, etc. Estaba al margen de las instituciones oficiales, no lo querían mucho, era demasiado izquierdista, demasiado psicoanalista y demasiado social.

Nicolás acompaño en estos primeros años (1976) a algunos de los psicoanalistas y discípulos de Pichon-Rivière que tuvieron que exiliarse, Bauleo, Kesselman, Antonio Caparrós, Paulowky, A. Ingala, etc. En Quipú, nos encontrábamos todos en distintos seminarios, talleres etc.

En uno de estos encuentros recalamos un grupo de profesionales de Sevilla. Era tal la importancia y resonancia que tuvo este movimiento en torno a Quipu, que desde Sevilla, en 1976, viajamos una pequeña delegación a Madrid, coincidiendo con un encuentro “maratón” para tratar la posibilidad de organización de una formación grupal en Sevilla durante tres años. Nicolás vino a Sevilla, al principio con Bauleo y Kesselman, y en el último ciclo, él solo. Fue una experiencia formativa importante en psicoterapia, análisis institucional, psicodrama, y en grupo operativo.

Como recuerda Emilio Irazábal, Nicolás empujó a aquel entrañable encuentro de los grupos de formación de Madrid y Sevilla, con partido de fútbol incluido, jugado en el campo del Colegio Aljarafe, (cuyo resultado Emilio Irazábal insiste en tergiversar). Y posterior paella. Tampoco por estos lares recordamos el peso que tuvo la parte dedicada a lo “científico”. Pero fue entrañable.

Posteriormente cada uno de nosotros fuimos buscando distintos caminos. Algunos continuamos la formación con Bauleo.

Creemos que Nicolás hizo mucho por la reforma psiquiátrica. Tuvo una buena parte en la formación de profesionales que teníamos que construir un campo nuevo: la salud mental, y que participábamos activamente en dicha reforma.

Gracias por los buenos ratos y por esa fabulosa revista Clínica y Análisis Grupal que fue pionera en el campo de la psicoterapia, del psicoanálisis, de la psicología social analítica, del grupo operativo, del materialismo dialectico… En estos días hemos vuelto a revisar esta revista, y no deja de sorprendernos la calidad de los artículos, la variedad y el compromiso ético.

Durante muchos años dejamos de vernos. Pero no dejamos de conocer sus publicaciones. Siempre nos ha sorprendido su capacidad intelectual, sus desarrollos teóricos, su afán por escribir. Ha trabajado durante muchos años desarrollando lo que es su Modelo analítico vincular.

No podemos dejar de pensar en la historia de muchos de nosotros, los que comenzamos con él, y que hemos ido tomando caminos distintos, creando asociaciones, revistas, escuelas; transitando por momentos diversos, pero casi todos compartimos momentos que, seguramente “hoy recordándote”, nos harían sonreír, y nos produciría ternura mirar a ese grupo de jóvenes con muchas ganas de aprender y disfrutar de una profesión que descubrimos en aquellos momentos, y que, en la parte que a Nicolás Caparros correspondía, poco tenía que ver con la oficial.

Queremos terminar este recuerdo y homenaje tomando unas notas de la editorial del primer número de Clínica y Análisis Grupal: …”una publicación en la que teorías dispares, técnicas distintas, se contextúen en una ideología común. En este caso, la que representa todo aquello que es funcional al cambio, al aprendizaje permanente, a la critica continua, a la sustitución de lo establecido por lo provisional, al enfoque de pensamientos basado en categorías relativas, etc. Es, a fin de cuentas, una ideología definida en las coordenadas del materialismo histórico”. Madrid noviembre 1976

Gracias Nicolás.

Sevilla 2-4-2021

Lola Lorenzo López. Miembro de APOP.

Felipe Vallejo Jiménez. Miembro de APOP.

 

 

 

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